Se denomina así la sala situada en el primer piso de la torre, por ser este un espacio interesado en divulgar la etapa de consagración de don Ramón del Valle-Inclán a la estética modernista. Antiguamente esta estancia habría sido una gran sala caldeada por la chimenea parietal, de la que pende un escudo, tallado en madera, conforme aparece representado en libros suyos.
Ofrece varios paneles explicativos donde podemos consultar, de forma abreviada, una serie de informaciones contrastadas sobre los temas específicamente divulgados.
Es en este período cuando don Ramón adopta su característica imagen pública. En 1915 y 1916, Valle-Inclán, un hombre que nunca deja de reflexionar ni de fabular, solicita «rehabilitación a su favor en los títulos de Marqués del Valle y Vizconde de Veixín», a los que añade aquel eufónico de «Señor del Caramiñal», del que hacen gala él y sus discípulos. En tan noble ideal tercia décadas después el intelectual y escritor Victoriano García Martí. Proponiendo rendir un merecido tributo nacional a don Ramón y así obsequiarlo con un hogar definitivo en Galicia: la torre de Bermúdez.